Miguel Zúñiga Juárez
Análisis del Acontecer
San Juan Guichicovi, Oaxaca un Municipio ubicado en la zona norte del Istmo de Tehuantepec, con 29 mil
364 habitantes que ha sido gobernado por representantes del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) los últimos 14 años; pese a los discursos, esta comunidad de la etnia mixe se
mantiene sumida en la pobreza y falta de atención de sus autoridades.
POBREZA Y MARGINACIÓN, EL PAN DE CADA DÍA
Localizado dentro de los mil 115 municipios considerados Zonas de Atención Prioritaria Rurales,
sus presidentes municipales se han empeñado en mantenerlo en ese grupo, pues poco hacen
para atender las demandas que los pobladores presentan.
En este municipio, los indígenas mixes se aferran a mantener viva su lengua y su cultura. Los
shigulas —hombres de mayor edad del pueblo— se encargan de preservar las festividades
religiosas. Son ellos los que principalmente se quejan de los asaltos en caminos y carreteras, así
como por la falta de servicios y apoyo para el campo.
Los habitantes como don Mariano Francisco Santiago señalaron que la falta de proyectos ha
frenado la producción de maíz, frijol, café y la ganadería. El pretexto de las autoridades ha sido
que el Gobierno del Estado no los apoya por pertenecer a un partido diferente.
Este argumento, se ha ido desgastando pues han visto como el progreso llega para unos cuántos militantes del Sol azteca, que en víspera de elección realizan promesas que se difuminan con el
andar de los días, aun cuando ganan el proceso electoral.
Don Mariano recuerda que en el 2002 tuvieron una gran fiesta, pues Raynel Ramírez Mijangos
emanado del PRD, había ganado la presidencia municipal, terminando así los años de poder del
Revolucionario Institucional, que con Francisco Sánchez Rojas tuvo a su último edil.
Sentado en el corredor de su casa, a sus 60 años narra que son pocas las esperanzas que tiene en
los partidos que existen, pues todos ellos han defraudado la confianza de los habitantes, que solo piden que se haga valer su derecho a una vida digna.
De 2002 a 2004 tuvieron la percepción de que la falta de apoyo de parte del Gobierno Estatal, en
ese entonces encabezado por José Murat Casab era quien no les permitía avanzar, lo mismo creyeron en los siguientes dos periodos de 2005 a 2010, cuando Ulises Ruiz ocupaba la
gubernatura.
Sin embargo, su decepción llegó cuando de 2011 a 2013 Heriberto Luis Zacarías llegó al poder a través del PRD, su periodo coincidió con el triunfo de Gabino Cué Monteagudo que en su alianza llevada a este partido.
“El pueblo pensó que todo iba a cambiar, nosotros celebramos pues pensamos que la tristeza se
había acabado, que el desarrollo llegaría a nuestras comunidades que han sido olvidadas por
tantos años, pero no fue así”, afirmó en medio de su melancolía.
Pasaron esos tres años, y siguieron tres más; con Francisca Pineda Vera tampoco vieron el
desarrollo, algunas calles siguen sin pavimentar, el drenaje y agua potable es un lujo para unos
cuantos, mientras que los programas sociales solo aterrizan para quienes más tienen o han apoyado al PRD.
Esta discriminación llevó a la comunidad a vivir en 2014 una de sus más grandes crisis; el Palacio
Municipal fue tomado, se pidió la desaparición de poderes, y acusaron a la edil de malversar más
de 83 millones de pesos destinados a la obra y a la seguridad pública, que nunca llegaron y que
hasta hoy se desconoce su paradero.
La también esposa de Ramírez Mijangos, mostró que la riqueza y el poder se concentraron en unas cuántas familias, hacían y deshacían con anuencia del Gobierno de Gabino Cué, a tal grado que la edil, nunca entregó una ambulancia donada por la administración estatal para la clínica del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
TRABAJO ARTESANAL EN EXTINCIÓN
Durante las administraciones perredistas se metió al cajón del olvido el impulso que debía darse a la producción artesanal, forma de vida a través de la cual subsistía la mayoría de las familias de esta localidad.
La ex presidenta municipal, no puso atención en la elaboración del huipil, trabajo al que se
dedicaban muchas de las mujeres de la localidad, y que hoy en día se encuentra en extinción ante
la falta de apoyo e impulso para su comercialización.
En el mercado de la localidad, Antonia Ramírez, recuerda como su abuela la enseño el bello arte de la elaboración de la prenda tradicional, que hoy ha dejado de hacer para dedicarse a la venta
de productos comerciales, pues asegura que lo que obtiene por un huipil no cubre las necesidades
básicas de su familia.
Con la responsabilidad de tener hijos, no puede aunque sí quiere seguir con una tradición familiar,
que hoy ha sido cooptada por algunos “coyotes” que compran las artesanías a las mujeres que aún
se dedican a ello, a precios ínfimos, los revendedores tienen la oportunidad de transportarlos a
otras ciudades, incluso en al extranjero donde comercializan los productos muy por arriba de lo que pagan.
Este producto -dice la mujer mostrando el huipil que porta con gran orgullo- podría
comercializarse en Europa o Estados Unidos, pero no existen los apoyos para hacerlo, y eso está
provocando que menos mujeres se dediquen hacerlos, lo que a su vez llevará a la extinción del
producto.
Antonia vive en Arroyo Cuchara una de las 33 localidades con las que cuenta San Juan Guichicovi
no cuenta con electrificación ni pavimentación en sus accesos, lo que hace más insegura la zona
para quienes diariamente se trasladan de esta zona a la cabecera municipal.
“Venir en las camionetitas que entran es peligroso, no solo por la inseguridad que ha crecido últimamente, sino también porque a veces tienen que cruzar los arroyos y en tiempo de lluvias están crecidos y es más peligroso, pero no tenemos de otra, tenemos que venir –a la cabecera- o
no comemos”, dijo mientras cobra por unos refrescos y galletas.
Uno de los hijos de Antonia, salió de la comunidad a los 17 años, hoy tiene 22, la ayudo a poner una pequeña tienda de abarrotes en la cabecera municipal, así logra mantener a los otros dos, quienes este año tendrán que salir de la Guichicovi si quieren seguir estudiando o trabajar en algo que les reditué.
La mujer se ha negado a vivir en la cabecera, pues en la Arroyo Cuchara quedo sepultado su esposo, ahí tiene a sus vecinos con quienes ha aprendido a convivir y ayudarse entre sí en tiempo de necesidad, y prefiere lidiar con el traslado diario a quedarse en la cabecera, lugar que considera con mayor inseguridad.
Su tienda aunque pequeña ha sufrido el embate de los amantes de lo ajeno, y es que, por dos ocasiones ha sido asaltada, ante la poca presencia de elementos de la policía municipal para resguardar la población que ha crecido considerablemente por la migración de familias de las localidades.
EL EMBATE DE LA NATURALEZA
Los movimientos telúricos de septiembre pasado, ocasionaron que en la cabecera municipal
colapsaran dos casas, sin embargo la misma historia no se puede contar de Río Pachiñe donde 60 hogares quedaron destrozados.
Los primeros días después de los sismos de 7.1 y 8.1 de magnitud se trabajó intensamente, se limpiaron los terrenos donde las casas colapsaron, la ayuda fluyo pues el gobierno estatal y federal
llegó con despensas, agua, colchonetas y cobijas, y se estableció un albergue, pero días después la historia cambio.
Dos días después de la visita del Gobernador, Alejandro Murat y el Secretario de Comunicaciones y
Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, los militares que se encontraban en el albergue se retiraron,
les pidieron entonces que fueran a la cabecera municipal, pero se negaron pues sus casas o lo que quedo de ellas, corrían el riesgo de ser saqueadas.
Han pasado tres meses del primer sismo y hasta hoy, pocos son los beneficiados con las tarjetas para damnificados, y desconocen si serán reubicados por las grietas que se presentan en la zona, pues no ha ido ningún especialista para emitir un dictamen; mientras el presidente municipal,
también de extracción perredista se encuentra distraído en el proceso electoral de 2018.