Miguel Zūñiga Juárez
Análisis del Acontecer
El voto en Oaxaca sigue siendo moneda de cambio para quienes ven en él la oportunidad de llegar a un puesto, y la esperanza de aquellos quienes creen que emitir el sufragio por alguien cambiara su situación de vida.
Don Hilario y su esposa Bertha Hernández Guzmán forman parte de la estadística que confió ciegamente en un político de su natal San Juan Bautista Tuxtepec, ellos creyeron que votando el 1 de julio de 2018 por él su vida mejoraría.
Viviendo en una humilde casa que sufre de goteras en época de lluvia y un calor insoportable en tiempos de calor y frío que cala los huesos en invierno, pensaron que, dando su voto a Fernando Bautista Dávila, quien entonces buscaba la presidencia municipal su casa sería reconstruida o por lo menos recibirían el material para mejorarla ellos mismos.
Con 85 años a cuestas y de ellos 30 viviendo en la calle de Agustín Melgar, de la Colonia el Mirador Tuxtepec, confiaron en que el candidato del Partido del Trabajo les cumpliría, sin embargo, dos años han pasado ya y sus condiciones siguen igual y hasta han empeorado.
Hoy lo único que tienen seguro es que, el presidente regresará con nuevas promesas porque buscará aseguran la diputación local