Miguel Zúñiga Juárez
Análisis del Acontecer
La muerte de un hijo, representa por el solo hecho un golpe falta para una madre, pero para la señora, Ernestina Mijangos la situación es mucho peor.
El pasado 19 de febrero de 2015, en un acto violento sujetos desconocidos le arrebataron la vida a su hijo de 20 años.
Justo ese día, inicio su peregrinar, además de buscar a los responsables, en medio de la pobreza que mantiene, tuvo que conseguir 11 mil pesos para sepultar a su hijo.
Viviendo en la agencia de San Martín Mexicapam, tuvo derecho a comprar un predio de 2 metros por 1 en el panteón municipal, para dar cristiana sepultura.
“Una madre necesita, aunque sea un puño de tierra donde llorarle a un hijo”, exclama con dolor, refiriendo qué a 4 años de la irreparable pérdida de su vástago, ahora pretenden exhumar el cadáver.
En este contexto dijo qué tras cuatro años de llorarle en la tumba a su hijo, hoy un “presunto” dueño del terreno, lo ha reclamado y ahora pretenden sacar el cuerpo de su familiar para mantener el otro quien lleva 35 años sepultado.
En 2015 el suplente del presidente municipal le vendió el predio y hoy al haber cambio de autoridades, no existe una respuesta a su demanda de conservar los restos de su hijo en la tumba aun cuando comparta el espacio con otra persona.